Millones de compatriotas con
empleos registrados, otros con trabajos no registrados o en negro y quienes
están en paro permanente por ser desempleadas o subempleados, de un modo u
otro, adhirieron al paro general del 20 de noviembre o 20-N, en el que participaron
sindicatos integrados a la CGT
que lidera Hugo Moyano, a la central Azul y Blanca que conduce Luis Barrionuevo
y a la CTA
dirigida por Pablo Micheli. También pararon muchos afiliados a sindicatos de la CGT oficialista en empresas
cuyas comisiones internas y cuerpos de delegados se plegaron al paro,
contrariando la postura de los dirigentes nacionales de sus gremios.
Las justas e insatisfechas reivindicaciones planteadas por el movimiento obrero que motivaron este contundente paro general, se solapan con las consignas de las multitudinarias marchas del 13-S y el 8-N. Una y otras medidas de acción directa expresan el anhelo de vivir en una verdadera democracia que, como lo marca la primera de las 20 Verdades del Justicialismo, es aquella en la que el gobierno sólo responde al interés del pueblo y hace lo que el pueblo quiere y manifestamos nuestra protesta al constatar que no es eso lo que sucede en
En contraste, los argentinos
padecemos a diario la soberbia autocomplaciente en la que se encierran la
presidente y la camarilla de obsecuentes que la rodea, negándose a escuchar lo
que les dicen la clase media y los trabajadores cuando llenan o vacían las
calles de la Patria
y pretendiendo ocultar los graves problemas de inseguridad, inflación, pobreza
y la corrupción que sufrimos quienes somos insultados y agredidos desde la
cúpula gubernamental por defender nuestra dignidad al ejercer en libertad
nuestro derecho a peticionar a las autoridades.
Las marchas y el paro general
dan cuenta de que somos muchos los que estamos hartos de que quienes detentan
el gobierno hagan un uso arbitrario, indebido, ineficaz e ineficiente de la
gigantesca masa de recursos públicos, que deberían destinarse a proveer servicios adecuados que hoy no tenemos en seguridad,
justicia, educación, salud, previsión social, transportes, vivienda,
comunicaciones, defensa nacional, etc. y a solventar un desarrollo sustentable,
integrador e integral que está pendiente.
En lugar de ello, el gobierno concentra esos recursos para sí, incluso apropiándose de lo ajeno como los fondos de los jubilados, de las obras sociales y lo que corresponde a las administraciones provinciales y municipales, todo para beneficio de sus empresarios cómplices y del reducido círculo de esa cúpula gubernamental, únicos privilegiados de un sistema de capitalismo prebendarlo que busca perpetuarse en el poder mediante la compra de conciencias y voluntades y la machacona difusión del relato falaz de una Argentina de fantasía, basado en un “setentismo” tardío y sesgado y un populismo socialmente regresivo e históricamente pre-peronista, que usurpa el nombre del peronismo.
Esa distancia creciente entre lo que la mayoría del pueblo quiere y lo que el gobierno hace, debilita al sistema democrático y hasta ahora las instituciones de
Desde el Foro de Pensamiento Peronista queremos ayudar
a evitar que estalle una nueva crisis de gobernabilidad, que se frustre la
voluntad transformadora que expresan las multitudinarias medidas de acción directa
y contribuir a restaurar una verdadera democracia, en la que el gobierno
atienda a los intereses populares y haga lo que la mayoría del pueblo quiere.
Una de las condiciones necesarias – aunque no
suficiente – para alcanzar esos objetivos es la institucionalización y
reorganización democrática del Movimiento Nacional Justicialista, puesto que
sin democracia interna en el peronismo es improbable que haya una democracia
genuina y sustentable en la
Argentina.
Al interior del justicialismo, ello requiere restaurar
un debate libre y respetuoso y habilitar la participación activa y democrática
de los peronistas en la toma de decisiones, en especial en la elaboración de
sus propuestas de gobierno y la elección directa de sus dirigentes y
candidatos.
Por
último, pero no por eso menos importante, queremos hacer nuestro aporte a la
construcción de una propuesta consensuada que, en las nuevas condiciones del siglo XXI, establezca un rumbo
estratégico para la
Argentina y sirva de guía del destino nacional por varias
generaciones, lo que en palabras de Perón puede “lograrse haciendo converger lo que
los intelectuales formulen, lo que el país quiera y lo que resulte posible
realizar”.
Buenos Aires, 20 de noviembre
de 2012
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