El Foro de Pensamiento Peronista fue fundado en 2012 por un grupo de políticos e intelectuales del peronismo con el fin de discernir ideas y hechos que desplieguen el rico y vigente pensamiento estratégico del Gral. Juan Domingo Perón, e intervenir así en la lucha político-cultural de la Argentina. Tras las derrotas de 2015 y 2017, nos animó la reunificación del peronismo como base de la recreación de un gran Movimiento Nacional , y ofrecer a nuestro pueblo una alternativa triunfante, logro que finalmente se obtuvo a partir de la victoria en 2019 del Frente de Todos, encabezado por el compañero Alberto Fernández.

19 de marzo de 2013

JUNTO AL PAPA FRANCISCO



La consagración de nuestro compatriota y hermano Jorge Bergoglio como Papa no sólo es un hecho que a los argentinos nos llena de orgullo y júbilo, sino una nueva señal de los grandes cambios que vive el mundo y un llamado a participar en ellos activa y creativamente.

En pocas semanas hemos asistido a dos hechos profundamente significativos y revolucionarios. Benedicto XVI, en un gesto de neta humildad y servicio, transformó lo que parecía una norma inamovible y renunció a su condición de Pontífice por no sentirse con las fuerzas necesarias para cumplir la enorme misión que entraña ser Papa. Y, a continuación, la Iglesia dio otro paso transformador al darnos y darse un Papa no europeo, al mudar la óptica del Viejo al Nuevo Mundo y consagrar como heredero de Pedro a un americano, a un latinoamericano. A un argentino: Jorge Bergoglio, ahora el Papa Francisco.


A la luz de esos cambios extraordinarios, y de otros que apenas empezamos a vislumbrar, creemos necesario hacer algunas reflexiones, que retoman una línea de pensamiento a la que hemos tratado de ser fieles con nuestras conductas.

En el mundo y, como no podía ser de otra manera, también en la Argentina, vivimos una época en la que se expande una tendencia a que los compromisos que se asumen sean escasos, efímeros y cambiantes y a que las identidades que se expresan resulten frágiles, equívocas y mutables.

Sin adelantar un juicio de valor acerca de esa tendencia, parece evidente que una de las condiciones necesarias para establecer relaciones sanas y mutuamente enriquecedoras con otro, es haber alcanzado un discernimiento claro y sólido acerca de la propia identidad y así asumir compromisos múltiples, firmes y duraderos de vinculación.

Si esto es una verdad general, resulta especialmente cierto en la actual situación de la Argentina, tan crispada por enfrentamientos, reproches y acusaciones entrecruzadas, que oscurecen la perspectiva de hacer de nuestro país un destino común en lo universal.

Esos desencuentros y la pobreza del diálogo entre argentinos se agregan a la primacía de la volatilidad y de lo instantáneo que son características de esta nueva época y esa convergencia contribuye a trabar la formulación, la concertación y la puesta en marcha de un proyecto nacional.

Formular, convenir y poner en marcha ese proyecto nacional que exprese lo que los argentinos hemos de hacer para ser lo que queremos ser, entre otras condiciones, requiere una aceptación profunda, amplia y sincera del hecho de que las diferencias que existen entre nosotros son valores que nos enriquecen, en tanto seamos capaces de construir una unidad en la diversidad, que nada tiene que ver con una monótona uniformidad.

Avanzar en ese proyecto nacional también presupone que prime una extendida actitud social sustentada en la fe, en la esperanza y en la caridad, que nos lleve a estar dispuestos a preparar la tierra, plantar la semilla, regarla y abonarla, aun sabiendo que no seremos nosotros quienes van a consumir los frutos, como lo hicieron quienes, mediante su esfuerzo y su trabajo, nos legaron una tierra de bendición que todavía no tiene la prosperidad y la paz que nos debemos.

En esa perspectiva y aceptando a priori que, conforme los parámetros predominantes en la opinión pública de estos tiempos, pueda ser “políticamente incorrecto”; tomamos el compromiso de asumir públicamente nuestra identidad cultural, nacional y política, que es la que determina que seamos quienes somos, dado que lograr la integración de los argentinos en la armonía de la diversidad sólo será posible en la medida en que seamos capaces de discernir, afirmar y expresar cada uno su identidad propia . Es por eso que reafirmamos nuestra cultura católica, nuestra nacionalidad argentina y nuestra filiación peronista, triple vertiente que se unifica y define nuestra identidad personal y el modo en que vivimos los sistemas de vinculación que nos hacen ser como somos.

· Cultura católica de quienes tratamos de vivir la fe que nos fue dada y a la que sentimos como una certeza del espíritu y también de la razón, fe que proclamamos al rezar el Credo en el seno del Pueblo de Dios que es nuestra Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que tiene a Jesucristo por cabeza y de la que somos parte por el sacramento del bautismo y también abarca a quienes, sin formar parte de la Iglesia Católica, incorporan a su ser valores y principios de la catolicidad, en tanto son una argamasa esencial e inescindible de la cultura de América.

· Nacionalidad argentina, dado que nacimos, crecimos y vivimos en este lugar del planeta y esa pertenencia al terruño y a la cultura que le es propia constituye una marca indeleble de nuestro modo de ser, de una manera tan inevitable como específica.

· Filiación peronista, dado que en la doctrina justicialista, expresada en el pensamiento y la obra de Juan Domingo Perón, encontramos las vías más verdaderas y apropiadas para realizar la dignidad humana como experiencia cotidiana de los pueblos en este momento de la historia y desde este lugar del mundo en el que nos toca vivir.

Situados en nuestra firme identidad cultural católica, asumimos una actitud de diálogo, respeto y amor hacia todas las personas, sea cual fuere la religión que profesen o sea que no profesen ninguna, conforme el mandamiento que nos dejó Jesús: “amaos unos a otros como yo los amé”.

Situados en nuestra firme nacionalidad argentina, asumimos una actitud de vinculación fraterna con todas las naciones y pueblos del mundo, convencidos de que, como dijera Charles Péguy, “el nacionalismo es al patriotismo, lo que la superstición a la fe religiosa”.

Situados en nuestra firme filiación peronista, asumimos una actitud de apertura hacia todos los que tengan otra convicción política o no tengan ninguna específica, reconociendo que “la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria”, objetivos trascendentes del peronismo, son compartidos por toda persona de bien y sólo pueden alcanzarse con el concurso de todos.

Afirmados en esa identidad:

· Sentimos que es nuestro deber librar batalla por la plena vigencia para todos de la posibilidad de ejercer en plenitud los derechos naturales a la vida, a la libertad y a la propiedad, que son el fundamento necesario de todos los derechos humanos.

· Pugnamos por que los conflictos, que son permanentes e inevitables en las relaciones entre los argentinos y de los argentinos con todos los países y pueblos del mundo, se resuelvan en todos los casos por medios pacíficos y que nunca y en ninguna circunstancia se apele a la violencia para dirimir las disputas propias de la vida en comunidad entre personas y pueblos diferentes.

· Propiciamos que imperen la justicia social, la libertad económica y la soberanía política en nuestra Argentina y en el mundo entero, entendiendo que ese es el camino para construir la globalización de la solidaridad y la civilización del amor.

· Pensamos y obramos para que en nuestra cultura vuelvan a tener vigencia los valores que inducen a respetar las leyes que deben ser acordes al derecho natural, siguiendo aquello de “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” que nos enseñó Jesucristo y aquello de “dentro de la ley todo, fuera de la ley nada” que prescribía el general Perón.

· Alzamos como banderas irrenunciables la búsqueda de una restauración moral que garantice la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y la defensa de la familia, basada en el matrimonio de varón y mujer y en la gestación, cuidado, educación y amor a los hijos.

· Trabajamos para que se establezca un auténtico federalismo que, conforme al principio de subsidiariedad, devuelva a las regiones, provincias y municipios argentinos los derechos reales a gobernarse y las posibilidades materiales de hacerlo efectivamente.

· Promovemos que a todas las organizaciones libres del pueblo se les reconozca el derecho de desarrollar su acción autónoma en el marco de una comunidad organizada y que puedan ejercer ese derecho en forma plena y efectiva, convencidos de que la imprescindible reconstrucción del tejido solidario de la sociedad argentina requiere apoyarse en tres ámbitos fundamentales: la familia, el barrio y el trabajo.

· Queremos que nuestra Patria sienta como destino propio la construcción del continentalismo y del universalismo, abiertos a la vinculación y los aportes de todos los países del mundo, pero sin olvidar que la Argentina es el hogar.

La circunstancia de que hoy tengamos un Papa argentino, próximo y prójimo también por compartir con nosotros la patria y sus valores y por habernos entregado a lo largo de su vida el ejemplo de sus actos, la valiente prudencia de sus gestos y la sabiduría de su enseñanza, nos fortalece y hace más intenso nuestro compromiso.

A Su Santidad Francisco- tres veces nuestro- los integrantes del Foro de Pensamiento Peronista abajo firmantes expresamos nuestra filial e incondicional adhesión en esta hora.

Buenos Aires, 16 de marzo de 2013

Abonjo Martín, Aguilera Jorge, Albanese Pascual, Anzaldi Pablo, Aranda Saturnino, Calviño Luis, Carrancio Alejandro, Chaves Claudio, Escofet Horacio, Fiorini Lucas, Frigerio Octavio, Guadagni Norberto, Iñiguez José María, Iribarne Rodolfo, Labaké Juan, Lapegna Víctor, Lozano Santiago, Maturo Graciela, Maya Juan, Miel Asquía María del Rosario, Morales Juan, Noble Cristina, Pirra Jorge, Poggi Andrés, Raventos Jorge, Rovatti, Mariano, Saldaña Ricardo, Toledo Beba, Vacchiano Rodolfo, Valenzuela Carlos.

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